El primer hincha del fútbol mundial

La palabra hincha tiene su origen en los estadios uruguayos. A finales del siglo XIX, el grito de un aficionado retumbaba en todo el campo. No eran las ollas burbujeantes de cánticos, insultos o silbidos de la actualidad. En sus inicios, reinaba un silencio respetuoso por lo que se jugaba en el césped y solo se aplaudía recatadamente para celebrar un goal o un plongeon. No en vano, aquel sport lo habían esparcido por el mundo los caballerosos y educados ingleses.
Contaba Luis A. Sciutto en su transcripción sobre El hincha que, en los encuentros de Club Nacional de Football, de repente, se escuchaba un alarido: «¡Arriba, arriba Nacional!». El grito lo profería Prudencio Miguel Reyes, el gordo Reyes, lomillero y talabartero de oficio, que los domingos se transformaba en utillero. Dominaba el arte del cuero. Tenía unas manos descomunales, perfectas para cerrarles la correilla a los balones. Tarea, la de pintarle la sonrisa al balón, considerada un arte en aquella época sin infladores.
Solo quedaba tirar de pulmón, y el gordo Reyes andaba sobrado. Le daba para hinchar balones y le quedaba aire para hinchar a los jugadores: «¡Vamo Nacional!». En la grada, preguntaban: «¿Quién es ese que grita?». Alguien replicaba: «¡Es el hincha!». Y otro añadía: «El hincha pelotas de Nacional». El gordo Reyes se paseaba, arriba y abajo por detrás de la portería, como si fuera el segundo entrenador. Un pase bueno, lo aplaudía; uno malo, soltaba tal chillido que temblaban los pilares del estadio. Muchos, entre el público, le tomaron por loco. Le veían volverse al gentío -la cara roja, las venas del cuello hinchadas-, y gritar despeinándose el bigote para que le acompañaran en sus cánticos.
Pasó a formar parte del espectáculo. Un partido sin él perdía mucho de su encanto. La palabra hincha atravesó el Río de la Plata para asentarse en Banfield. Se popularizó por toda la Argentina y, con los años, saltó las fronteras para expandirse por toda América y el mundo. Incluso el Dr. Ricardo Forasteiro Fernández le dedicó unos versos, titulados El hincha de Nacional: