La remontada del fútbol femenino

22.05.2019

El domingo 17 de marzo de 2019 ya tiene un hueco en la historia. En el Wanda Metropolitano, se enfrentaron el Atlético de Madrid femenino contra el F.C. Barcelona. El resultado fue lo de menos, ante el récord mundial de asistencia a un partido femenino: más de sesenta mil aficionados, diez mil almas más que las que habían abarrotado el Nuevo San Mamés para ver a las futbolistas del Athletic enfrentarse a las colchoneras en cuartos de final de la Copa de la Reina el pasado 30 de enero. Estos dos récords consecutivos demuestran que el mundo del fútbol, sin distinción de géneros, ha comenzado este 2019 a culminar una remontada que venía peleándose desde tiempo atrás. De eso, precisamente, habla Remontada (Libros.com, 2017), libro publicado por DETACÓN mediante crowdfunding. En la última página, escribió Ana Rosa Maza: "El Athletic Club femenino tiene la suerte de contar con una afición que tiene costumbres y que convierte sus actos en tradiciones". Y añadía: "Su relato del fútbol femenino ya es diferente".

El fútbol femenino ha remontado un partido que, desde hace más de un siglo, venía perdiendo por goleada. Contaba el escritor Paul Brown que en 1881 se disputó el primer partido internacional femenino. Curiosamente, lo jugaron las mismas selecciones que, nueve años antes, habían inaugurado el fútbol internacional masculino: Escocia e Inglaterra. Sin embargo, el resultado de ambos encuentros fue muy diferente. Y no por los goles. Mientras que el choque masculino fue aplaudido como el nacimiento del fútbol a nivel internacional, el femenino fue tachado de farsa. Hasta tal punto que, en el segundo enfrentamiento, aquellas pioneras del balón tuvieron que salir huyendo por una brutal invasión de campo. El desagradable incidente, por suerte, no las amedrentó y pocos años después aparecieron las British Ladies' Football Club, capitaneadas por la inolvidable Nettie Honeyball.

A pesar de haber comenzado el partido con una clara diferencia en el marcador, a pesar de que el árbitro estaba claramente comprado, las futbolistas no dieron por perdido ni un solo balón. No importó que tuvieran que disputárselo primero a las rivales que esperaban en la otra mitad del campo, y después a todos los hombres y mujeres que las menospreciaban desde las gradas, las ninguneaban en los despachos o las humillaban en sus propias casas. Había arrancado un largo partido contra la desigualdad que se sigue peleando en casi todos los países del mundo. Ya advertía Eduardo Galeano sobre el nítido reflejo que el fútbol devuelve de la sociedad. Y la nuestra, aunque muy progresista en ciertos sentidos, mantiene un poso de machismo rancio que todavía aflora en muchas situaciones.

"El fútbol femenino es una reivindicación social, una iniciativa al cambio, a la igualdad, y son muchas las mujeres que han participado en ello", aseguraba Verónica Boquete en el prólogo de Remontada. Darle la vuelta al marcador, sin embargo, no solo depende de goles como los que acostumbra a marcar la delantera gallega; sobre todo, depende de las palabras que cuenten esos goles. Sin literatura, un gol solo es un balón enmarañado en las redes; para trascender el mero juego, necesita del relato para crear memoria, para convertirse en historia. Por esa razón, en 2017 la periodista Ana Rosa Maza dio voz a varias mujeres que, de una u otra manera, viven por y para el balón: futbolistas, exfutbolistas, árbitros, entrenadoras, hinchas apasionadas, abuelas que visten con orgullo los colores de su equipo, niñas que abultan menos que la pelota de la que no pueden separarse.

"Nunca las revoluciones empezaron desde arriba", escribió Ana Rosa Maza, "siempre lo hicieron a partir de las personas, notas disonantes, renglones torcidos, espíritus de la contradicción". Las protagonistas de sus historias son mujeres que han iniciado una pequeña revolución, en muchos casos, sin ni siquiera darse cuenta. Y son, al mismo tiempo, los últimos personajes de una larga historia que comenzó a escribirse hace muchos años. Casi tantos como los que lleva rodando el balón. 

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miguel ángel ortiz olivera
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