¡Milagro en la Puentecilla!

07.09.2022

Debido a la pandemia, este 2022, la Cofradía de Nuestro Padre Genarín anunció en sus redes sociales que no se celebraría la multitudinaria procesión que, cada Jueves Santo a las doce de la noche, honra la memoria de Genaro Blanco Blanco, el santo pellejero leonés que ha puesto en jaque al mismísimo Jesucristo. Entre los cuatro milagros que se le atribuyen a San Genaro, uno sucedió en La Puentecilla, mediados los años cincuenta, ante doce mil leoneses que jaleaban a La Cultural en su primera -y a la postre última- temporada en Primera División.

El Nuevo Testamento

Pellejero ambulante por los arrabales leoneses, amante del orujo y del aguardiente, tratante, sacamantecas con el que las madres leonesas amenazaban a los críos desobedientes, putero, tahúr, mozo de estoques, el jugador de mus y garrafina más ducho de la provincia: todo eso y mucho más aseguran, sus cuatro evangelistas, que fue Genaro Blanco Blanco. Otras voces más críticas, no obstante, lo desmienten: según historiadores y periodistas, Jenaro (con J) fue un simple jornalero, viudo, padre de seis hijos, ni tan borrachuzo ni tan promiscuo ni tan siquiera tan pobre como lo han pintado sus evangelistas. Incluso se han hallado documentos que desmienten que estuviera meando, como relatan sus fervientes fieles, en el momento de su muerte.

Verdad contra ficción, literatura contra hechos reales, fe contra razón. Religión y paganismo. Orujo y agua sagrada. Jesucristo y Genaro han trazado historias paralelas pero muy distantes: ambos vivieron sin riquezas materiales, pregonaron con hechos y palabras, murieron de manera trágica y fueron velados por una María Magdalena. Incluso sus restos descansan en sepulcros inencontrables. Pero, sobre todo, ambos han contado con cuatro evangelistas que crearon una liturgia para venerarlos: la de Jesucristo, silenciosa y doliente, en sus templos; la de Genarín, ruidosa y popular, regando de orujo las callejas y plazas por las que deambuló el santo pellejero.

San Genarín es conocido en el santoral como Nuestro Padre Santo gracias a los poemas, coplillas, romances, acertijos y epigramas donde sus cuatro evangelistas relataron sus andanzas: desde que lo abandonasen en el pórtico de la Virgen Blanca siendo un bebé hasta que, seis décadas después, en 1929, falleciera un Viernes Santo aciago, atropellado en la muralla por el primer camión de la basura de León. Al año siguiente, Eulogio el Gafas -primer taxista de la ciudad, además de coplero-, Luis Rico -bohemio que dilapidó su fortuna en juergas-, el poeta Francisco Pérez Herrero y Nicolás Pérez Porreto -árbitro de fútbol- organizaron una alucinada peregrinación popular, bautizada como 'El entierro de Genarín', que, con el paso de los años, ha terminado desafiando a las insulsas procesiones cristianas de Semana Santa.

En 1981, además, apareció el que es considerado por sus fieles como el Nuevo Testamento: El entierro de Genarín, firmado por Julio Llamazares. Ese año, en la Feria del Libro de León, se agotaron las dos primeras ediciones. 'En un principio algunos libreros se habían negado a acogerlos 'por su carácter irreverente e irrespetuoso con la religión católica'', explica Llamazares, 'del mismo modo que el Diario de León se negó a dar noticia de él porque su director consideró que 'atentaba contra la Eucaristía''.

Nada ni nadie, sin embargo, ha conseguido que cada año más y más fieles se bauticen con orujo en honor a San Genarín la noche del Jueves Santo.  

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miguel ángel ortiz olivera
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